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jueves, 24 de marzo de 2016

Campamento de Scouts...

Querer es poder, eso está claro, y para muestra el grupo de Scouts al que pertenezco.
Hace tres años que entré en mi grupo, ¡y estoy super contenta!
Ser Scout significa muchas cosas... además de ser un modo de ver la vida, de respetar la naturaleza y convivir con ella, de reír a carcajadas y de caminar entre nieve y frío, también significa amistad.

En Scout me siento bien, todos somos iguales, y aunque unos me llevo mejor que con otros, con todos me lo paso bien.
Las comidas, reconozco que al principio me daban un poco de miedo... pero ahora me siento afortunada. 

Los intendentes y mis jefes, controlan perfectamente la dieta, y saben cual es mi comida y cual no.

En el grupo hay varios celíacos, no soy la única.
Para facilitar la labor a los Scout, nuestros padres se encargan de comprar todos nuestros alimentos específicos... el menú lo preparan nuestros monitores, y ellos compran el pan, las galletas, la pasta y todo lo necesario para que no nos falte de nada.

En Scout no me siento diferente, me siento una más y ¡eso me encanta! 

En este campamento de Semana Santa protesté un poco... pero es que... bueno, os lo cuento:
La mochila hasta los topes, no cabía un alfiler... y viene mi madre con un bizcocho y un batido de chocolate para el desayuno del domingo.

El campamento empezó el sábado. Salimos de Madrid a las 8:00 de la mañana y llegamos a un pueblo cercano a la Sierra de Gredos a las 12:00 aproximadamente. Allí empezaba una prueba que los que estamos en este nivel tenemos que hacer. Es muy divertido.
Consiste en orientarnos en la montaña, siguiendo las indicaciones de un mapa.
La primera noche dormimos en ese pueblo, que por cierto, amabilísima la gente. Esa primera noche, los encargados de intendencia, se acercarían para dejarnos el desayuno del día anterior... pero las  madres y los padres de los celíacos se habían puesto de acuerdo, para que llevásemos un bizcocho y un batido por si acaso la intendencia no pudiera llegar.
Y ahí es donde yo protestaba y protestaba... ¡No me cabía nada en la mochila! ¿Cómo iba a meter el bizcocho? Y encima de limón... ¡Puaggg! Si por lo menos fuera de chocolate... ¡Bueno, pues tuve que hacerle hueco!

¡Y qué bien me vino! ¡Y qué riquísimo que estaba!

Nunca nada me supo tan bueno. Me lo comí mientras caminaba bajo la nieve... ¡Delicioso!

Otra lucha fue el abrigo... ¡Tampoco me lo quería llevar! Y aunque en caminata no se necesita, cuando nos granizó, ¡también agradecí que insistieran que me lo llevara!

Pues ya estoy de vuelta... ¡Una experiencia fantástica! ¡Increíble! 

¡Y sin gluten!  

#Quenopare!

2 comentarios:

  1. Que bonita experiencia, y ese bizcocho de limón ummm quien lo pillara ahora mismo. Besos

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  2. Yo también soy scout, es genial (pero yo soy chaval). Y todos nos preocupamos por que el pequeño número de celíacos que hay tengan lo necesario, al igual que con intolerantes a la lactosa y demás. Porque no es algo que hayáis elegido, por lo que precios... no deberían variar. Soy del grupo Eskubeltz, en Algorta(Bilbao). No sé si lo conocerás

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