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martes, 22 de marzo de 2016

Historia de la Enfermedad Celíaca

¿Sabéis que ya se conocía la enfermedad celíaca en los siglos I y II d.C.? Parece increíble, ¿verdad?

Fue un médico Griego... él vivía en Turquía, cerca de los ríos Tigris y Eúfrates y el alto Nilo, una zona muy fértil, donde, durante el Neolítico se comenzaron a cultivar los cereales, sobre todo el trigo y la avena. 

Pronto aprendieron a cocinar esos cereales y la agricultura se extendió, convirtiendo al trigo en un cereal muy importante para el alimento humano.

Para hacer esta entrada, he estado leyendo mucho sobre ese médico griego que se llamaba Areteo de Capadocia. No dejéis de buscarlo, es interesantísimo todo lo que se cuenta sobre él.

En el año 1.884 Luis Dühring, describió por primera vez un problema de la piel que se llama Dermatitis Herpetiforme, aunque hasta el año 1.955 no se la relacionó con la enfermedad celíaca.

En 1.888 Samuel Gee hizo una exposición perfecta de mi enfermedad, dejando claro que: "si un paciente quiere curarse por completo de los males que provoca esta enfermedad, debe ser exclusivamente tratado con dieta" Y también hablaba de malnutrición y problemas de indigestión.

Pero fue un holandés, en el año 1.950 (Willen-Karel Dicke) quien en su tesis doctoral, descubrió que algunos niños ingresados en el hospital que él visitaba, que parecían enfermemos y malnutridos, si se les cambiaba la papilla de cereales a base de trigo y cebada a otra de maíz y arroz, mejoraban muchísimo. Historia de la Enfermedad Celíaca


Poco después se descubrió el gluten en los cereales... y poco a poco se le relacionó con el causante de la enfermedad celíaca. Poco a poco, fueron llegando otros descubrimientos de los que ahora conocemos, como la relación del linfoma intestinal con la e.c.

¡Agggg! no me gusta pensar en los problemas que nos puede ocasionar no seguir la dieta. Lo mejor es diagnosticarla cuanto antes y ¡seguirla a rajatabla!

Debemos de ser responsables con nuestra enfermedad, y aunque a veces nos preguntemos ¿por qué a nosotros? debemos de ser fuertes y tener claro que somos así, y que quizás algún día descubran una solución. 

Mientras y no, nuestro cuerpo es tan inteligente, que termina por provocarte rechazo hacia todo lo que contenga gluten... ¡A mí me pasa ahora, que las cosas deliciosas que se ven detrás de los escaparates, ya no me apetecen, pero nada, nada!

¡Te da tanto miedo comerlo, que ni te apetece mirarlo!

¿A vosotros también os pasa?

El miércoles estaré de vuelta del campamento... mientras y no, gracias a María y a mi madre por publicar mis entradas.


¡Hasta la próxima entrada! 
Seguimos leyéndonos.


2 comentarios:

  1. Hola Sandra, gracias por tus aportaciones y tu valentía al describir la enfermedad como algo que puede llevarse de forma tan natural.
    Tengo una hija de 14 años celíaca que está diagnosticada desde los 17 meses.
    Leo tus comentarios y me encantas, sobre todo sirves de guía para aquellos jóvenes que empiezan con la enfermedad con un diagnóstico tardio.
    Yo tengo la suerte de que mi hija se diagnóstico pronto y no echa de menos los sabores de productos con GLUTEN.
    Quería comentarte sobre este apartado porque yo tenía entendido que los estudios sobre esta enfermedad se iniciaron en la segunda guerra mundial, ante la escasez de alimentos, donde el más escaso era el trigo, y observaron que una pequeña población Europea ante esta escasez mejoraba, de hecho fueron tratados de ladrones de alimentos porque al mejorar y engordar pensaban que robaban los mismos.
    Un fuerte abrazo y un beso enorme.

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  2. Hola Sandra: gracias a mi suegra María Fernanda que conoce a tu madre te he podido leer. Mi niño de dos años y medio es celiaco y bueno todo lo que pueda leer sobre esta intolerancia me viene bien. Un abrazo

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