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miércoles, 18 de enero de 2017

Primeros pasos de un celíaco/a en el colegio

Un día te dan la noticia, ¡eres celíaca!

Con ocho años y recién diagnosticada de Enfermedad Celíaca, vuelves al colegio y ya no eres la misma, no te sientes igual.


Miras a tus compañeros y los ves a todos como si fueran unos afortunados. Encima algunos te hacen preguntas incómodas, el profesor no empatiza (a mí fue lo que me pasó), dice que lo que me pasa a mí no es nada, que tengo que aprender a vivir con normalidad. ¡Sí claro! De eso se trata...

Pero por la tarde un niño cumple años y decide celebrarlo repartiendo bollitos de color rosa... hay para todos, no os preocupéis, ¡están buenísimos! ¡Mi madre me los trae de desde Francia! En España no hay... dice el niño todo contento.

Se te pasa por la cabeza coger ese bollito... pero no puedes, pero vuelves a pensarlo una y otra vez. La opción está ahí. No solo es el hecho de no comerte ese bollo, sino también de quedarte apartado de todos. Miras a todos los lados y no hay solución, no puedes tomarlo. 

Se organiza una merienda improvisada en la clase, todos hablan del ese bollo rosa. Tú te conformas con mirar. 

Es una pena, piensas... si hubiera repartido lápices, todos estaríamos comprobando cómo escribía... pero son bollos de chocolate rosa. 

Tu primer día y ya te encierras en ti mismo, te preparas un caparazón y haces de tripas corazón: ¡aquí no pasa nada! ¡No puede ser un problema que yo no pueda participar! ¡Ya! No lo es... pero ahogo las lágrimas.

Estoy enfadada, pero no se lo digo a nadie, pongo buena cara para que los demás no se den cuenta, quiero que piensen que no me importa, que me da igual, pero pienso ¿desde cuando venimos al colegio a comer? Si esto no es el comedor, ¿por qué se permite repartir comida?


Sigo muy enfadada, afortunadamente no se me nota... nadie lo sabe. Nadie me mira tampoco, me quedo un poco apartada porque no sé cómo reaccionar, ¿qué hago?

Nunca me había molestado que se interrumpiera una clase, ¡al contrario! Me encantaba... ahora no quiero. Dejan de gustarme los cumpleaños... ¡No quiero ir a ningún cumpleaños! No  se trata de no poder comer, se trata de que no existes, ¡eso no es justo!

Pasan los días y te acostumbras, pero sigues fingiendo que no te molestan ciertas cosas. Algunas personas te dicen que te acostumbres, ¡sí, claro! ¿Tengo otro remedio? 

Pero ¿por qué me tengo que acostumbrar? ¿Por qué se lleva comida a las aulas y no serpentinas? Yo no quiero llevar la mochila llena de comida para cuando esto vuelva a suceder, eso sería como un premio de consolación. ¡No! Yo me niego, porque  yo pido respeto. Mi dieta es producto de una enfermedad, no es ninguna broma, ni tengo que ser menos que los demás. Soy igual.

Después escuchamos de los psicólogos que los niños aprendemos de los ejemplos, ¿y? ¿Qué ejemplo nos están dando a nosotros? 

¡Aprende a compartir! Es lo primero que te dicen cuando empiezas al colegio... después, cambiamos el discurso y terminamos con un: Reparte las chuches con azúcar, con gluten, con frutos secos, con lo que sea, y si no puede, ¡que se aguante! ¡Tiene que acostumbrarse!

A mí me da pena que seamos así.

¡Seguimos leyéndonos!




10 comentarios:

  1. Descubri esta enfermedad hace exactamente un año..mi tenia 5 años...y ella se sintio igual
    Pero tienes que entender que los que no somos celiacos no entendemos los problemas y tu malestar por no poder compartir la comida.
    Mi hija si va a los cumples,yo me llevo la tarta y a veces incluso las chuches...intento dentro de lo malo hacerle la vida mas facil..un beso muy grande...ya tienes otra seguidora

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    1. Gracias! Yo entiendo que nadie tiene que preocuparse por mí, que mis diferencias no son el centro del universo, pero también entiendo que dentro del colegio somos todos iguales, y que no puede haber diferencias. Que si el profesor decide que alguien puede repartir algo, que lo haga a todos y que todos lo podamos tomar.
      Mi madre antes también nos llevaba tartas y todo a los cumpleaños. Ahora habla con las madres y ellas se ocupan. Con mi hermana pequeña hasta hacen cumpleaños solo con cosas preparadas para todos igual. ¡Eso es una pasada! Porque eso es un sueño.
      Yo ya soy más mayor y ya me ocupo yo de que vayamos todas mis amigas a sitios donde todas podamos comer igual.
      Dile a tu niña que tiene mucha suerte de tener una mamá como tú.
      Gracias (Sandra)

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  2. Te explicas tan bien! Pero hay que ser sinceros con nosotros mismos.......antes de sufrir y conocer la enfermedad nosotros eramos también así. Es normal no ser consciente del problema si no se sufre. Nosotros pedimos que se nos entienda, por favor entendamos nosotros también a los demás.

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    1. Yo entiendo a los demás. Y por eso nunca le eché la culpa a aquel niño, sino al profesor que permitió que me quedara mirando. Él sabía que yo era celíaca, y le pareció lógico que la situación fuera así. Eso es lo que no puede ser. Que hubiera avisado a mi madre y que repartiera los bollos rosas al día siguiente para darme tiempo a mí a llevar algo. O que directamente se lo dijera al niño o que los repartiera fuera de la clase.
      Gracias por tu comentario. (Sandra)

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  3. Yo tengo una gran suerte, mi hija es celíaca desde hace un año, ahora tiene 4 años, y desde el primer día en su clase la han tenido en cuenta como una niña más, los papas de sus compañeros se preocupan desde el primer día de que puedan haber cosas en los cumpleaños sin gluten para que Lara pueda comer, y no sólo eso, cuando llevan algo para repartir en clase le llevan también a ella, todo separado y marcado para que cuando lo tengan que repartir sepan cual es para ella. Es impresionante

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    1. ¡Eso es fantástico! ¡Qué bien!
      ¡Ojalá y todos hicieran lo mismo!
      Dale un beso a tu niña de mi parte.
      (Sandra)

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  4. Te entiendo tgo a mi hija celíaca desde los 9 meses ,ahora tiene 3 años y si se me rompe el alma ver q todos comen lo q quieren y ella no,he tenido la suerte que cdo hay cumple en su cole spre hacen el bizcocho sin gluten,mi peque disfruta q puede comer y todos como ella,en eso estoy contenta

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    1. ¡Eso es genial! ¡Así da gusto! ¡Ojalá y cuando tu niña tenga los mismos años que yo, eso sea lo normal para todos!
      Dale un beso a tu niña de mi parte.
      (Sandra)

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  5. Hola Lucia,gracias por compartir tus experiencias,a los que nos encontramos en el mismo camino nos ayuda mucho,sobre todo a las personas que estamos a vuestro alrededor y queremos entender y normalizar vuestra vida.Un abrazo fuerte!!

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  6. Hola sandra! te hablo desde Argentina. Tengo 18 años y hace un año que me diagnosticaron ceiaquía... entiendo completamente lo que decís,yo he vivido lo que relatas desde las dos perspectiva; antes que descubrieran mi enfermedad yo tenia conocimiento de ella ya que una prima la padece desde los dos años y aunque yo sabia su situación no estaba del todo conciente de cuanto le afectaba a ella cada vez que en un cumpleaños o en el colegio habia cosas que no podia comer, fue cuando me toco a mi vivirlo que entendi lo horrible que se siente cuando no podes comer nada de la mesa y solo te queda resignarte y mirar a los demas. Pienso que hay mucha ignorancia sobre la enfermedad y nosotros somos los que tenemos que informar a la gente que nos rodea para conseguir la igualdad. Saludos!

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